A propósito de Charly García y su nueva obra
Photo Credit: Maximiliano Vernazza
Su primera
máquina hizo pájaros, ésta no hace nada, ésta, simplemente, es La máquina de ser feliz.
No hay
que buscar explicaciones, a Charly se le encuentra en la filigrana de los
sentidos; su generosidad es ilimitada y honesta, una vez más. Cuando el acto ha
sido genuino, el desarreglo de los sentidos deviene en calma, necesariamente.
Pero de ahí al hecho de dejar un testimonio -digo otro más, en este caso- en el
entendido de tomar cada canción como eso, sí me parece de una generosidad
inaudita ¿Por qué? ¡Porque lleva haciéndolo desde el 71!
Charly
ha anidado en la cumbre de todos estos años, sin importar cuán vertiginosos hayan
sido. A nada de eso le tuvo cuidado, a nada. Rockstar y poeta, siempre volvió
con una melodía en el piano y un silencio esculpido y roto. Que incluso después
del después, que después ya de tanto, venga, sin más reparo y nos diga que ya
hemos pedido perdón y que él ha hecho la máquina de ser feliz no es más que un acto de
amor.
Gracias,
flaco.
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